El origen
Melissa Levey, presidenta del Costa Brava Hospice, nos explica la experiencia personal que la impulsó a la creación del hospice.
«Quiero que haya un hospice para que nadie tenga que experimentar lo que Manolo y yo pasamos al final de su vida.
Manolo, de 47 años, tenía cáncer de pulmón. Le dieron 9 meses de vida. No era lo suficientemente fuerte para recibir quimioterapia. El cáncer se extendió a sus huesos, hígado y otros lugares. La metástasis ósea provocó un dolor terrible. No había clínica del dolor. Para el dolor extremo, se le administró una epidural una vez a la semana. Mientras tanto, había varios medicamentos para dolores leves y tranquilizantes, los medicamentos caseros habituales.
Manolo dijo que si hubiera tenido un arma se habría pegado un tiro, dado que el dolor era insoportable.
Estaba indefenso. Los médicos, aunque muy atentos, no tenían soluciones. Ver a un ser querido retorcerse de dolor, deja cicatrices para el resto de la vida.
A raíz de mi experiencia de colaboración con un hospice en el Reino Unido, ahora sé que no hay necesidad de que nadie muera con tanto sufrimiento añadido. El dolor físico, social, emocional y espiritual (dolor total) hoy en día pueden ser atendidos para una mejor experiencia del proceso de morir.
Todos experimentamos el morir, pero gracias a los cuidados hospice, el proceso puede ser vivido de una forma más serena y humanizada.
Únete a nosotros para que esto suceda. Gracias»